Doradas eran
las uvas
que colgaban
de tu ventana.
Yo fui la
parra
que en tus
brazos se enredaba,
dulces eran
los besos…
aquellas
noches perfumadas
bajo silencios
de campanas,
la luna
hechicera
con su manto
nos tapaba.
Hoy es vino
amargo
lo que
escancio en mi copa,
sintiendo que
otros labios
son los que te
besan.
2 comentarios:
Me llega al alma este poema. Preciosas letras. Cuidate.
Qué bien trabajas la metáfora, a partir de la vid, para desvelar el amor. UN abrazo desde Colombia.Carlos
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